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LOS UROS DE JULIACA
Los pescadores aparecieron en la escena juliaqueña y puneña después de los agricultores, en el tránsito del Arcaico al Formativo. Esta etnia persiste en el lago Titicaca e inmediaciones, no obstante que perdió su lengua.
EL POBLAMIENTO DE LOS UROS
En la cuenca del Titicaca los pescadores emprendieron su poblamiento por los ríos tributarios, después habitaron por los ríos principales y las islas del lago; ese poblamiento ocurrió en el tramo final del Arcaico Tardío. Hace cuatro milenios se hizo habitable la ribera y las islas del lago, antes no se podía vivir por la salinidad del agua y la extrema aridez.
En Juliaca*, los uros poblaron por los ríos tributarios, después por el río principal, las lagunas, las moyas, los totorales y las islas. La mayor aglutinación de los uros estaba por el río principal y la laguna Chacas, entre Isla y Ayabacas, en ese espacio se formó el ayllu Balsero, que en el primer tramo colonial persistía su nombradía, sin embargo, hacia el siglo XVIII desaparecía esa parcialidad; en cambio, la extinción de los uros juliaqueños se concretó hace una centuria, con la instauración de los últimos puentes.
LOS RÍOS DE JULIACA
El río principal que surca tierra juliaqueña, surge en Unocolla, en la convergencia de los ríos tributarios Lampa y Cabanillas, y desemboca en el lago Titicaca por Coata. Este río se llamaba Juliaca, así aparece registrado en la colonia y la república, hasta la primera mitad del siglo pasado. Hoy a este río se le conoce como río Coata.
De los ríos tributarios, son importantes los ríos Lampa y Cabanillas, de menor envergadura son los ríos Cullillaca (Isla), Chaquimayo (Chacas), Toroqocha, Catari (calle Cabana), Taparachi e Incamayo (Collana). El río Toroqocha recobra notoriedad en años de lluvia, inclusive propicia inundaciones. El río Taparachi cruzaba las parcialidades de Collana y Chilla, desembocaba en el río principal; el río Incamayo surcaba en la parcialidad de Collana por el lado suroeste de la ciudad de Juliaca; estos dos últimos ríos se extinguieron.
LAS LAGUNAS DE JULIACA
Hace dos centurias hacían de principales lagunas: Chacas, Qoriwata, Ccaccachi, Qochapampa, Huacache y Pucaqocha. Hoy persisten las lagunas Chacas y Qoriwata, en cambio las otras desaparecieron.
La laguna Chacas es la mayor de Juliaca, está al noroeste del distrito, cuenta con una superficie de 6.2 Km2. y una altitud de 3850 m.s.n.m. Esta laguna es un potencial atractivo turístico, forma una cuenca que incluye cerros. El poblamiento por la laguna Chacas fue antes que por el lago Titicaca, porque el poblamiento se produjo de zonas altas a tierras bajas. El área aledaña a la laguna de Chacas fue una de las más predilectas de los pescadores.
Hace dos siglos la laguna de Qochapampa se encontraba junto al pueblo de Juliaca y rodeada de ramales del Qhapaq Ñan, en la centuria pasada desapareció, hoy ese lugar es conocido como Laguna Temporal.
ISLAS, MOYAS Y TOTORALES
Hace dos siglos, persistían las islas de Qoriwata, Tejen Pascualcucho, Iruguito, Moccopata, Hurohuatta, Charaputuco, Cabana Pampa, Iru isla y Tarruchapata. La mayoría se extinguieron.
De las moyas, destacaba la de Taparachi. En el siglo XIX esta hermosa moya gozaba de admiración, se conservaba casi en su integridad, conforme da cuenta un documento del 13 de abril de 1849. Según el documento del 29 de abril de 1873 había otra moya en la parcialidad de Chacas.
Hace dos centurias se contaba con varios totorales. Uno, ubicado en el lado este de la ciudad de Juliaca, hasta ahora es llamado Totoral, y los otros se localizaban en la parcialidad de Chacas y las estancias de Chacrapata y Sara, Chacrapata se encontraba en el camino de Juliaca a la hacienda Yocará.
LA CULTURA DE LA TOTORA
Los uros, que convirtieron a la pesca en su principal actividad, forjaron y concretaron una cultura, a decir del historiador Pablo Macera, lograron “desarrollar una Cultura de la Totora”. Los uros utilizaron la totora para construir sus islas y balsas, para elaborar aditamentos de su vestimenta, para sus actividades, inclusive para su alimentación.
LA TEXTILERÍA Y LA ARQUITECTURA
Los pescadores desarrollaron enormemente el arte textil, por tal consideración se deduce que los uros de Juliaca fueron los que mejor aportaron en la forja y el desarrollo de la textilería, una de las principales ocupaciones en esta tierra calcetera. La mayor parte de la población juliaqueña dedicada al tejido se encontraba en la confluencia uro, en Rancho, Jaran, Unocolla, Isla, Chacas y Ayabacas.
El putuku es indiscutiblemente arquitectura uro, este tipo de vivienda hoy sobrevive en Taraco y Samán. Hace siglo y medio en la jurisdicción juliaqueña perduraban putukus en la estancia e isla Charaputuco de la parcialidad de Ayabacas. Por un documento del 24 de abril de 1869 se conoce de un putuku en la estancia Chimpa Laccaya de la parcialidad de Isla, en el documento se lee “a dirección del Putucu […] donde se reunen los dos caminos el uno á Lampa y el otro que viene”.
LA EXTINCIÓN DE LOS UROS
La población uro era significativa en la jurisdicción juliaqueña. Así, por la tasa del virrey Toledo de 1573, se conoce que había 487 tributarios en Juliaca, de los cuales 120 eran uros, de manera que la población uro representaba el 25 %; es más en ese año Juliaca contaba con cinco caciques, de ellos dos provenían de la población uro. También se conoce que en el siglo XVII la parcialidad Balsero, era una de las parcialidades juliaqueñas importantes.
En la primera mitad de la centuria pasada se extinguieron los uros, con la construcción de los puertos y los puentes. Antes de los puentes, el desplazamiento sobre los ríos se hacía a través de balsas, operadas por balseros uros, de manera que esos lugares denominados Balsaspata, Balsani, Balsaccacca o las Balsas, fueron los últimos refugios de los uros. En tierra calcetera las Balsas de Juliaca era un importante bastión uro, su extinción empezó en 1873, con la construcción de un puente en la vía férrea y prosiguió con la construcción del puente Maravillas; después la población uro se extinguía con la construcción de los otros puentes.
LOS LEGADOS UROS
Los pescadores brindaron valiosos aportes en las sociedades que formaron parte; ellos apelando a los ingentes recursos lacustres y de los espacios aledaños, nos dejaron una diversidad de saberes y productos peculiares. Entre estos legados se cuenta a la lengua uruquilla (hoy extinguida), la balsa de totora, las islas flotantes, los putukus, las acciones religiosas de factura uro, varias expresiones coreográficas, algunos cantares y numerosos aditamentos elaborados con totora u otro recurso lacustre o fluvial; además nos dejaron una serie de técnicas, como las utilizadas para la pesca, la textilería, la elaboración de balsas y la construcción de putukus.
* Consideramos como Juliaca a los distritos de Juliaca y San Miguel, porque el último distrito tiene cinco años de creación, también porque la ciudad de Juliaca está en ambos distritos.
Apreciemos la laguna Chacas, sus inmediaciones fueron pobladas por pobladores uros en sociedades precedentes. Al fondo está el cerro Iquinito, que hace de límite de los distritos de Juliaca y Calapuja.
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